martes, 20 de mayo de 2014

LA REBELIÓN DE LAS LOMBRICES



                              LA REBELIÓN DE LAS LOMBRICES.
                                                
Existen dos tipos de lombrices. Las buenas y las malas. Las buenas son las llamadas lombrices de tierra porque son seres inofensivos y útiles al hombre. Se alimentan de tierra y ayudan, con los pequeños túneles que hacen, oxigenar la tierra y con la substancia que su metabolismo elabora la fertilizan  y la dejan apta para la agricultura. Sirven como abono orgánico y de alimento para ratas, sapos. Son utilizadas como anzuelo para la pesca industrial. Esto es importante decírselo a los niños y a los jóvenes para crearles conciencia de proteger este amigo de los seres humanos y de la naturaleza.  Las lombrices malas,-se denominan así porque le hacen daño exclusivamente a los seres humanos. Son las llamadas oxiuro. Estos son unos  gusanos, pequeños y finos que causan un gran picor en un órgano ubicado en el lugar donde la columna vertebral pierde el nombre. La infección se transmite al ingerir sus huevos microscópicos.

 Los niños, niñas y adultos son presas de estas lombrices  que se alojan en su aparato digestivo y cuando están adultos se alojan a nivel del final del intestino grueso y allí aplican el picor que desespera al humano afectado, quien opta por rascarse, rascarse, rascarse y mientras más se rasca más desea. Y si está en un sitio donde no puede utilizar las manos los vé Ud, moviendo las caderas afanosamente como si estuvieran bailando un merecumbé. Cuando el enfermo se rasca a mano limpia y no se lava con jabón contamina lo que toque: alimentos, toallas, juguetes, ropa de cama, vajillas, vasos y por esta vía transmiten la enfermedad. Por eso dice el pueblo que la gente que padece de lombrices se las saca con las uñas.
Un personaje muy conocido y famoso profesor de Caicara de Maturín en su vida de niño y adulto siempre padeció  ataques fuertes de lombrices  y sus padres diligentemente le atendieron, pero no obstante, siempre le han acompañado. Estos animalitos, según el decir de él, estaban acostumbrados a las comidas e intuían el momento en que su receptor las recibiría. En horas del desayuno se trasladaban a la boca del estómago a esperar la llegada del bolo alimenticio. Así lo hacían en los demás momentos. Una mañana, El profe llegó a la  bodega de Rafael Leonett y éste le obsequió un palo de aguardiente. Las lombrices con sus bocas abiertas en espera del bolo alimenticio se encontraban en un constante movimiento, se enredaban unas a las otras y algunas de ellas  amenazadas de ser desalojada del lugar estomacal cuando ocurrió lo que nuestro personaje suele llamar LA REBELIÓN DE LAS LOMBRICES. Los oxiuros fueron sorprendidos en su buena fé: en vez de comida recibieron un baño de aguardiente “Santa Bárbara” y se rebelaron causándole a la víctima un gran dolor de estómago.
¿POR CASUALIDAD, HA SIDO UD. VÍCTIMA DE LAS LOMBRICES?  ¡SINCÉRESE!

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