martes, 20 de mayo de 2014

LA CORRUPCIÓN, PROBLEMA ETICO-MORAL



                               LA CORRUPCIÓN, PROBLEMA  ÉTICO-MORAL
                                                             
Podemos entenderla como la falta de pulcritud y transparencia en el manejo del dinero público. Funcionarios que fueron designados por el alto gobierno o por elección popular para ocupar  cargos en la administración pública en cualquier nivel, empresas del Estado o institutos autónomos  se convirtieron en negociantes, en asaltantes y  ladrones de cuello blanco, lo que  representa un gran problema ético-moral para el proceso revolucionario que en esencia enarbola una conducta distinta, pulcra, transparente y de respeto a los dineros y bienes del pueblo. Para grandes males, grandes y fuertes remedios. La lucha es a muerte entre la revolución bolivariana que encarna la patria y la corrupción que intenta liquidarla.
En diferentes épocas  de la historia las sociedades han sufrido el flagelo de la corrupción y hemos tenido ejemplos convincentes de la reacción de las mismas, a través de sus autoridades y ciudadanos. Veamos:
·        En el siglo IV antes de Cristo existió en Persia, durante el reinado del Rey Cambises II un juez de la Corte Real llamado Sisamnes que aceptó un soborno de una de las partes en un juicio y dictó una sentencia injusta contra la otra parte que tenía la razón. El Rey al saber la noticia y confirmarla ordenó que el corrupto fuera decapitado, le sacaran la piel y con ella se mandase a construir una silla para el nuevo juez. Cumplida la misión encomendada designó como nuevo juez a Otáves, hijo del juez venal muerto.
·        El Libertador Simón Bolívar en Lima, Perú, año 1824 dictó un decreto para combatir la corrupción que de manera inusitada y devastadora ponía en peligro la independencia de las nuevas repúblicas, que tuvo un  impacto  similar al dictado en 1813 denominado Decreto de Guerra Muerte. El decreto estipulaba que todo funcionario público que tomara para sí doce pesos en delante de los dinero de pueblo sería pasado por las armas. Y el juez que llevara la causa y dejara de cumplir dicha orden, también sería pasado las armas.
La corrupción es un cáncer que carcome los recursos públicos y su cura se basa en la aplicación de los “remedios” que  mundialmente se conocen: Elevar la conciencia y la organización de todo el pueblo para que todos como un solo hombre se alisten a librar el combate contra este mal. El otro, dictar leyes draconianas y hacerlas cumplir cueste lo que cueste. El  corrupto se apoya en los testaferros para conservar los dineros mal habidos, entonces, todas aquellas transacciones que superen una cantidad estimada por la ley deben ser sometidas a un riguroso  seguimiento  por parte del Estado. El testaferro debe probar que el dinero mediante el cual compró el bien lo obtuvo lícitamente,  probar haberlo ahorrado en un banco comercial y  pagado los tributos al fisco,  de lo contrario, ese patrimonio debe ser decomisado y puesto a disposición del gobierno nacional. Igual tratamiento debe recibir el corrupto principal agregándole que por vida quedará vetado para ejercer funciones públicas de cualquier modalidad y cualquier nivel de la administración del estado venezolano. Además de presentar ante la Contraloría General de la República la declaración jurada de Patrimonio, el empleado público que administre recursos públicos debe, cada vez que adquiera un bien mueble o inmueble, informar a su comunidad, vía prensa, la referida transacción  y de donde proviene el dinero utilizado para dicha operación. Pero como casi nunca el funcionario corrupto actúa solo la ley debe establecer que  las mismas penas que se le aplican al corrupto principal se le apliquen a este acompañante, sea funcionario o nó.
Los corruptos son muy pocos pero causan un daño inmenso a la sociedad. El General Santander, como Vicepresidente de la Gran Colombia, fue el gran corrupto de la época. Los pagaré que Venezuela debía otras naciones, como consecuencia de los empréstitos que hubo que solicitar para hacerle frente a los gastos de la guerra de independencia y sostener las funciones de la República, se los compraba a los acreedores al cuarenta por ciento de su valor (40%) y se los cobraba a la República de Colombia al cien por ciento (100%). De allí empezó la enemistad de Bolívar con Santander. Entre el honesto a toda prueba contra un vulgar corrupto designado como Vicepresidente de la Gran Colombia. Pero así como hubo grandes líderes de la independencia corruptos, entre ellos el General José Antonio Páez, también los hubo honrados. El caso del Libertador Simón Bolívar, quien con un  sueldo de Treinta mil Pesos anuales, que nunca  cobró sino que lo distribuyó entre las viudas de soldados patriotas caídos en la lucha, y entre el pueblo pobre. El caso del General Rafael Urdaneta quien, después de combatir en los campos de batallas contra los enemigo de la independencia y de la patria,  fué senador de la República, Presidente del Congreso, Intendente del Zulia, Gobernador de Guayana y ministro de Guerra en Venezuela, murió en la más ignominiosa pobreza. Cuenta la historia que fue un perseguido de Santander y del General Páez, de manera que en el año 1831 tuvo que salir de Colombia y como  Páez le  negó la entrada a Venezuela se vió en la necesidad de irse para Curazao.  Al regresar a Venezuela fue confinado al estado Falcón donde se dedicó a la cría de chivo y a la agricultura. Fue tal la honestidad y la pobreza de este héroe que para poder sobrevivir, ya viejo y enfermo, se vio en la dramática situación de solicitar al gobierno una pensión para inválido.
Fue comisionado por el gobierno venezolano para que negociara con el gobierno de España el reconocimiento de la independencia de Venezuela. En su lecho de muerte, en París, en 1845, ordenó a sus hijos que le acompañaban devolvieran al gobierno venezolano los sueldos (viáticos) adelantados que había recibido para tal gestión.


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