viernes, 11 de julio de 2014

EXPERIENCIA DE ABRIL NARRADA EN OTOÑO



                                     
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Manuel tendría unos catorce años cuando ya cantaba y se acompañaba con  la guitarra o con el cuatro. Sus compañeros de colegio, de la misma edad, los fines de semana preparaban la rumba para cantarles  serenatas a las muchachas del pueblo.
Una tarde, octavita de carnaval Manuel recibió de su papá dieciocho bolívares para que se  comprara una camisa y salió para las tiendas. A una cuadra de su casa se encuentra con un grupo de amigos y compañeros de estudio que precisamente venían a buscarlo. Entre ellos se encontraban “El negro chupita”, Juancho,  Simón Elbittar y José Jesús Rodríguez a quien cariñosamente le decían “Charinga”
¿Hola, Manuel, para dónde vas tan apurado?- le interrogan
Voy a la tienda a comprar una camisa que me regaló mi papá- respondió el aludido.
¡ No vale, deja eso para el lunes, te venimos a buscar porque en la Plaza Bolívar tenemos dos botellas de anís  “El mono” y un cuatro!       ¿ qué te parece?
¡muy bien, amigos!- responde Manuel y  se fueron para la plaza
Allí cantaron y se bebieron las dos botellas de anis y Manuel mandó a comprar dos más con el dinero que su papá le dio para la compra de la camisa. De allí salieron a visitar la casa de Rosa, novia de José  Jesús “Charinga” Rodríguez.
Como era octavita de carnaval Rosa los recibió con un baño de agua. A todos mojó menos a Manuel que corrió como una liebre, pero fue perseguido por el Negro Chupita, quien en el forcejeo para que Rosa lo bañara le rompió completamente la camisa.
El Negro chupita fue a su casa, que quedaba cerca, y le trajo a Manuel una franela nueva  de color amarillo que decía en letras muy grande CREOLE y se fueron a recorrer las calles del pueblo de Caicara cantando y tocando el cuatro. Al llegar a un establecimiento comercial  vieron a cuatro personas sentados en una mesa jugando una partida de truco  y con ellos estaba un policía del pueblo, y el negro chupita reunió al grupo y dijo en voz baja:
“Vamos a echarle una broma al policía Jesús María. Haremos que nos siga por todo el pueblo. Manuel se va para donde están los jugadores y de manera inocente mirará como se desarrolla el juego. Cinco minutos después entraré yo y Manuel me reclamará por qué le rompí la camisa. Fingiremos una pelea, saldremos  a la calle y cuando el policía nos dé la voz de arresto nos vamos y él nos seguirá”
¡Perfecto el plan, pero te agradezco, por favor no vayas a romper la franela!- ripostó Manuel.
Manuel llegó a la bodega del viejo Morales, el discapacitado, se puso a mirar el juego de truco y al poco rato entró el negro chupita y aquel  inmediatamente y en tono brabucón le dijo:
¡ Mira, negro e” mierda, ahora que estamos fuera de tu casa donde te echabas de valiente, quiero que me digas por qué me rompiste la camisa?
Y aquella mole de casi dos metros de altura de unos ciento setenta kilos de peso se le avalanzó  sobre el pobre Manuel y con las dos manos lo agarró por la parte baja de la franela y le dio  tremendo jalón hacia abajo que solo el cuello le quedó sano a la franela. Lo demás quedó echo un balandrán El policía inmediatamente les dio la voz de arresto, pero ellos salieron a la calle y el policía comenzó a perseguirlo por las calles del pueblo.

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