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¡ Madre, me voy para
EE.UU! –Dijo la joven Isabel.
¡Pero mija, explícame
eso, porque no lo entiendo?-le replicó la madre
Este país está económicamente arruinado, con una inflación tan alta que
ninguna nación del mundo tiene, la inseguridad
lleva a miles de venezolanos y venezolanas a la muerte sin que los
organismos de seguridad del Estado combatan con firmeza el flagelo de la
delincuencia, la agricultura y la industria van palo abajo, tenemos un desabastecimiento de productos básicos y
cuando los hay para conseguirlos hay que hacer colas inmensas, falta de
medicamentos, corrupción, en fin, madre, todo marcha muy mal y por lo tanto,
nadie tiene esperanza de nada. Yo no soy chavista y me voy a EE.UU, a ese gran
país capitalista al encuentro de mi futuro como persona, a la búsqueda de mi
felicidad y a mi superación intelectual. Cosas imposible de lograr en la
Venezuela de hoy- Explica la escuálida.
Yo no estoy segura de los argumentos que utilizas como escusas para
abandonar el país. Pero de lo que si
estoy segura es que gracias a este país y al esfuerzo de tus padres eres una
profesional con un alto cargo y con un buen sueldo en una empresa propiedad del
Estado Venezolano, que nunca has pasado hambre ni miseria, que no sabes de
calamidades porque tuviste una excelente educación pública y gratuita, buena
alimentación, servicio de salud pública y gratuita proporcionada por el gobierno,
pudiste comprar tu vehículo y tu vivienda gracias a las facilidades, que da el
régimen. El pueblo goza de una red hospitalaria que comienza con los Barrios Adentro en la comunidad en los que siempre hay
un médico que los atiende, pasando por
los CDI, Clínicas populares y los grandes hospitales. Somos unos de los países
que más ha combatido el hambre y la miseria, uno de los que más ha luchado
contra el analfabetismo, uno donde con mayor justicia se distribuye la riqueza,
uno donde más se ha construido viviendas para el pueblo y donde el gobierno
desarrolla políticas para transferirle mayor poder al pueblo para que con su participación lograr soluciones a
los problemas porque somos revolucionarios y para la revolución lo primero es
el ser humano y en consecuencia, todo lo que se produce y realicé va en función de nuestra gente. Somos
un pueblo lleno de amor, amante de la paz y solidario con otros pueblos del
mundo, y se hace un tremendo esfuerzo por combatir la delincuencia y resolver
los demás problemas que hoy aquejan a la sociedad como producto de las
políticas de la oposición por hacerle cuesta arriba las tareas al gobierno,
mermar su popularidad y acabar con la revolución. Hija, te llenas la boca y tu
autoestima se vanagloria en detrimento de lo nuestro porque te vas ilusionada para
la Meca capitalista. Pero allá te encontrarás con una realidad muy distinta,
además de la diferencia en el trato, la
convivencia y el calor humano, el mercado de trabajo para los inmigrantes es
fatal y discriminatorio. Ninguna persona, que no sea de los suyos, puede
ejercer su profesión libremente, le sale cuidar perros, atender a infantes,
lavar platos o cualquier otro trabajito de esta categoría. Allá no hay
prestaciones sociales, ni hospitales públicos. Quien no tenga una póliza de
seguro, se muere de mengua, no hay planes de vivienda para la gente humilde y quien
no pague la vivienda lo embargan y se la quitan. Es un país con millones de drogadictos y de homosexuales
de todas las tendencias, con un gobierno genocida dirigidos por los grandes
capitalistas que concentran gran cantidad de dólares a cuenta de las riquezas y
el sojuzgamiento de otros países del mundo como África, Asía y América latina.
–Le respondió la madre
La joven renunció al trabajo, cobró sus prestaciones y partió a vivir a
la Meca del capitalismo. Alquiló un apartamento, buscó afanosamente trabajo y
no encontró. All fin, por intermedio de una pareja mexicana con quien entabló
amistad, logró trabajar como niñera en un establecimiento de cuidado diario
donde debía darle la comida, bañar, asear, vestir y dormir a los infantes y le
pagaban por hora de trabajo. Obstinada, decepcionada y sin dinero en tiempo perentorio regresó
nuevamente a Venezuela, al hogar de sus padres donde fue recibida con amor,
con mucho cariño y en paz. Como si nada hubiere pasado.
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